Tema # 36 – Meditación y Koanes

Libro: COLLAR DEL BUDA.- Autor: V.M. SAMAEL.- Capítulo: EL MAESTRO CHINO WU WEN

El gran maestro Wu Wen empezó sus prácticas de meditación bajo la sabia dirección del maestro Tuo Weng.

El primer trabajo de meditación se realizó con el siguiente koan o frase misteriosa: "No es la mente, no es el Buddha, no es nada"

Wu Wen sentado al estilo oriental concentraba su mente en esta frase tratando de comprender su honda significación.

Realmente este koan o frase enigmática es difícil de comprender y, meditando en ella, con el sano propósito de experimentar la verdad encerrada en cada una de las palabras contenidas en esta frase misteriosa, es claro que al fin la mente, no pudiendo conocer su significado, cae vencida, como herida de muerte, entonces se resigna, quedando quieta y en silencio.

El maestro chino Wu Wen tuvo la dicha de encontrarse con Yung Feng y Yueh Shan, y algunos otros hermanos, y todos juntos se comprometieron a trabajar para alcanzar la iluminación.


Después de algún tiempo Wu Wen fue hasta el maestro Huai Shi, quien le enseñó a meditar con ayuda del mantram sagrado WU. Este mantram se canta mentalmente con la letra U repetida dos veces U ... U... alargando el sonido vocal, como imitando el sonido del huracán cuando aúlla entre la garganta de la montaña, o como el golpe terrible de las olas contra la playa.

El canto de este mantram se hace mentalmente cuando practicamos la meditación, con el propósito de llegar a la quietud y al silencio de la mente, cuando necesitamos vaciar la mente de toda clase de pensamientos, deseos, recuerdos, preocupaciones, etc.

Después fue hasta Chang Lu en donde practicó la meditación con su compañero que anhelaba la iluminación final.

Cuando Wu Wen conoció a Chin de Huai Shang, este último le preguntó: "Hace seis o siete años que estáis practicando, ¿qué has llegado a entender? Wu Wen contestó: "Cada día tengo la impresión de que no hay nada en mi mente".

Esta respuesta fue muy sabia; ya Wu Wen tenía la impresión de que no había nada en su mente, empezaba su mente a quedar vacía, el batallar de los razonamientos estaba llegando a su final.

Wu Wen avanzaba maravillosamente, pero le faltaba algo, y Chin le dijo: "Puedes practicar en la quietud pero pierdes la práctica en la actividad" Esto inquietó mucho a Wu Wen, pues le tocaba precisamente su punto débil.

Ser capaz de tener la mente quieta y en silencio, vacía de toda clase de pensamientos, aun cuando tengamos hambre ... sed, aun cuando los mosquitos nos piquen o haya mucha bulla de gente a nuestro lado ... es algo muy difícil, y esto era lo que le faltaba a Wu Wen; éste podía practicar la meditación en la quietud, pero no podía practicar en la actividad, es decir, con todos estos inconvenientes.

"¿Qué debo hacer?" Preguntó Wu Wen a Chín; la respuesta fue: "¿Nunca has oído lo que dice Chung Lao Tze? Sí quieres entender esto, ponte de cara al sur y contempla la Osa Menor".

Palabras enigmáticas... palabras exóticas... misteriosas... difíciles de comprender, y, lo más grave, que---.. no hay explicación. Dicho esto, Chin se retiró.

Wu Wen quedó tremendamente preocupado, dejó la práctica con el mantram Wu por una semana y concentró su mente, procurando entender en forma total qué había querido decir Chin con eso de "volverse al sur y contemplar la Osa Menor".

Esto sólo lo vino a entender cuando los monjes que le acompañaban en el salón de meditación abandonaron el recinto para pasar al comedor. Entonces Wu Wen continuó su meditación en el salón y olvidó la comida.

Eso de llegar la hora de la comida y sin embargo seguir meditando, aquello de pasar inadvertida la comida, fue ciertamente algo muy decisivo para Wu Wen, porque entonces comprendió el significado de meditar en la actividad.

Cuenta Wu Wen que precisamente en esos momentos su mente se tornó brillante, vacía, ligera, transparente, sus humanos pensamientos se fragmentaron en pedazos como pedacitos de pellejo seco, sintió sumergirse entre el vacío.

Media hora más tarde, cuando regresó a su cuerpo, encontró que éste estaba bañado en sudor. Entonces fue cuando comprendió eso de ver a la Osa Menor, de cara al sur.

Había aprendido durante la meditación a hacerle frente, a darle la cara a la Osa Menor, es decir, al hambre, al bullicio, a toda clase de factores perjudiciales para la meditación.

Desde este momento ya ningún ruido, ni picaduras de mosquitos, ni la molestia del hambre, ni el calor ni el frió pudieron impedirle la perfecta concentración del pensamiento.

Mas tarde, cuando de nuevo visitó a Chin, pudo contestar con entera exactitud todas las preguntas que éste le formuló, sin embargo es doloroso decir que Wu Wen aún no estaba lo suficientemente despojado como para alcanzar el estado de "Dar un salto hacia adelante".

Pasado algún tiempo, Wu Wen fue a visitar a Hsianh Yen, en las montañas, para pasar la estación del verano, y cuenta que, durante la meditación, los mosquitos le picaban terriblemente y sin misericordia alguna, pero él había aprendido a mirar muy de frente a la Osa Menor (obstáculos, inconvenientes, hambre, mosquitos, etc.) y entonces pensó: "Si los antiguos sacrificaban sus cuerpos por el Dharma, ¿he de temer yo a los mosquitos"?

Consciente de esto, se propuso tolerar pacientemente a todos los aguijonazos, con los puños contraídos y las mandíbulas apretadas; aguantando las horribles picadas de los mosquitos, concentraba su mente en el mantram W.u. (u ... u ... ).

Wu Wen cantaba el mantram W.U.; imitaba con la U el sonido del viento entre la garganta de la montaña, el sonido del mar cuando azota la playa; Wu Wen sabía combinar inteligentemente la meditación con el sueño.

Wu Wen, cantaba su mantram con la mente y no pensaba en nada. Cuando algún deseo o recuerdo o pensamiento surgía en su entendimiento, Wu Wen no lo rechazaba, lo estudiaba, lo analizaba, lo comprendía en todos los niveles de la mente, y luego lo olvidaba en forma radical, total o definitiva.

Wu Wen cantaba su mantram en forma continua, nada deseaba, nada razonaba, cualquier deseo o pensamiento que surgía en la mente era debidamente comprendido y luego olvidado, el canto del mantram no se interrumpía, los mosquitos y sus aguijonazos ya no importaban.

De pronto algo trascendental sucede, sintió que su mente y su cuerpo se derrumbaban como las cuatro paredes de una casa. Era el estado del vacío iluminador, puro, perfecto, libre de toda clase de atributos; se había sentado a meditar en las primeras horas de la mañana y tan sólo al atardecer se levantó.

Es claro que uno se puede entregar a la meditación sentado al estilo oriental con las piernas cruzadas como lo hacía el Buddha, o al estilo occidental en la posición más cómoda, o acostado con los brazos y piernas abiertos a derecha e izquierda, como la estrella de cinco puntas, y con el cuerpo relajado, pero Wu Wen era oriental y prefería sentarse al estilo oriental como el Buddha.

Hasta este momento el gran maestro chino Wu Wen logró experimentar el vacío iluminador, mas todavía le faltaba algo, no había llegado a la plena madurez, en su mente había pensamientos erróneos e inadvertidos, que en forma secreta continuaban existiendo, pequeños demonios tentadores, pequeños yoes subconscientes, residuos que todavía vivían en los cuarenta y nueve departamentos subconscientes de Jaldabaoth.

Después de esta experiencia del vacío iluminador, Wu Wen se fue a la montaña de Wung Chow y allí meditó seis años, después meditó otros seis años en la montaña de Lu Han y luego tres años más en Kuang Chou. Al cabo de estos esfuerzos y después de haber sufrido mucho, el maestro Wu Wen logró la última iluminación.

El maestro Wu Wen fue un verdadero atleta de la meditación. Durante sus prácticas comprendió que todo esfuerzo mental crea tensión intelectual y que ésta es nociva para la meditación, porque obstruye la iluminación.

El maestro Wu Wen nunca se dividió entre un yo superior y otro de tipo inferior, porque comprendió que superior o inferior son dos secciones de una misma cosa.

El maestro Wu Wen se sentía a sí mismo, no como un dios ni como un deva, al estilo de los mitómanos, sino como un infeliz yo pluralizado, dispuesto de verdad a morir cada vez más y más en sí mismo.

El maestro Wu Wen no se auto-dividía entre yo y mis pensamientos, porque comprendía que mis pensamientos y yo son todo yo, y que es necesario ser íntegro para alcanzar la meditación perfecta.

Durante la meditación el maestro Wu Wen se hallaba en estado íntegro, receptivo, tremendamente humilde, con mente quieta y en profundo silencio, sin esfuerzo de ninguna clase, sin tensión mental, sin el deseo de ser algo más, porque Wu Wen sabía muy bien que el yo es lo que es y que jamás puede ser algo más de lo que es.

En estas condiciones, todos los trescientos mil clanes del cuerpo mental del maestro Wu Wen vibraban intensamente con el mismo tono, sin esfuerzo alguno, captando, recibiendo amor y sabiduría.

Cuando Wu Wen estuvo en las salas y lumisiales de meditación, todos los monjes recibieron un gran beneficio con las potentes vibraciones de su aura luminosa.

Wu Wen ya poseía los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser, los Cuerpos Solares, pero necesitaba disolver el yo y lograr la iluminación final, y la logró después de haber sufrido mucho.


Libro: COLLAR DEL BUDA.- Autor: V.M. SAMAEL.- Capítulo: SALUTACIONES FINALES


Es necesario que los Lumisiales Gnósticos se conviertan en salas de meditación. Es urgente que se practique la meditación en grupo, de acuerdo con la lección del capítulo XVIII de este Mensaje de Navidad 1966-1967.

Recordad amadísimos que en el relato que hacemos sobre el maestro chino WU WEN enseñamos técnica práctica para la meditación.



Libro: El Matrimonio Perfecto.- Autor: V.M. Samael.- Capítulo: La Fatalidad

El lenguaje simbólico de los sufis tiene expresiones maravillosas. Sueño, entre ellos, significa meditación. Realmente, la meditación sin sueño daña la mente. Esto lo sabe todo verdadero Iniciado. Hay que combinar el sueño con la meditación. Esto lo saben los sufis. La palabra perfume simboliza esperanza del divino favor; besos y abrazos significan entre ellos, embeleso en la piedad; vino quiere decir conocimiento espiritual, etc., etc.


Libro: Ciencia Gnóstica.- Autor: V.M. Rabolú.- Capítulo: CIENCIA GNÓSTICA /7

Maestro, ¿qué nos puede decir de la Meditación?

La Meditación es cuando se llega a la quietud y al silencio total de la Mente, o sea, que no hay ningún pensamiento ni bueno ni malo (esto viene a ser la Meditación) y es lo que le permite a uno abrirle las puertas a la Esencia, para que ella se libere de sus cuerpos interiores y penetre en los Mundos Superiores, o sea, en los Mundos Electrónicos, como es el Causal, Budhico y Atmico. De modo pues que para la Concentración ya les di los métodos. Cualquier objeto le sirve de Concentración, cualquier lugar, una persona, ¡lo que sea! Para la Meditación necesitamos de la Concentración.

Ahora bien, en la Meditación tenemos los Koanes que son muy importantes, también tenemos la dualidad o sea colocarle a cada pensamiento su parte opuesta. La dualidad viene a ser dos cosas con  diferente  forma,  color,  tamaño  o  figura,  pero  en  síntesis,  es  la  misma  cosa.  Entonces sintetizamos, estudiamos los dos puntos y llegamos a la conclusión de que son dos objetos de diferentes  tamaño,  forma,  color,  figura,  pero  son  lo  mismo.  Entonces  al  tomar  esos  dos  y analizarlos juntos, se borra tanto el uno como el otro tanto el positivo corno el negativo y queda la Mente quieta.

Todo es dual, blanco, negro, feo, bonito, grande, pequeño; ¡en fin!, con la dualidad se trata de sintetizar, de borrar cada imagen, cada pensamiento, porque uno no está buscando ni uno ni otro, sino lo que se quiere es llegar a la Meditación. Con la dualidad logramos la quietud y el silencio de la Mente, es ahí cuando la Esencia logra liberarse a los Mundos Electrónicos o Mundos Superiores.

Los Koanes, también son muy importantes. Estos son frases sin respuestas para la Mente, para cansarla y lograr la liberación de la Esencia. Por ejemplo, vamos a darles un Koan: Sabemos que todas las cosas se pueden reducir a la Unidad. Bueno, ahora me van a decir ustedes ¿a qué se reduce la Unidad? Si existe una respuesta concreta, por favor, dénmela, yo quiero que me den una respuesta concreta que pueda responder a este problema.

Ahí tienen ustedes una frase muy importante para la Meditación. Ustedes se acuestan, relajan bien su cuerpo y tratan de darle respuesta a esta pregunta: ¿a qué se reduce la Unidad? La Mente tratará de buscar evasivas por todos lados, pero como ella no puede responder nada, entonces viene la quietud total de la mente y la Esencia se libera.

La finalidad del Koan es cansar la Mente, castigarla. Vamos a darles otro Koan: Si choco las dos palmas  de  la  mano,  producen  un  sonido,  ¿no  es  cierto?,  ¿lo  escuchan?  Bueno,  ahora respóndanme, ¿qué sonido está produciendo esta sola palma de la mano? Si lo escuchan me lo  dicen... ¿lo escuchan? Está bien. Ahora tan pronto se acuestan en sus lechos, relajan sus cuerpos bien y traten de escuchar el sonido que da la palma de una mano, el resultado es que llega a la liberación a la Esencia de sus vehículos. Esta última práctica me la dió el Maestro Samael. Me dijo: “Joaco (diminutivo de Joaquín), tú conoces el Astral por todos los rincones, vas a trabajar esta noche con una práctica que te voy a dar para que te desdobles al Plano Mental”.

Me dio la clave y esa misma noche logré penetrar al Mundo Mental conscientemente. Me desdoblé del Astral y pasé al Mental y pude vivenciar los dos Cuerpos y vi lo diferente que son estos dos Cuerpos. Pasé a Plano Mental a investigar mi Ego, que es lo que siempre me ha interesado, ¡la Muerte de si mismo! Bueno, traje todo el recuerdo al vehículo tridimensional (Cuerpo Físico). Platicando al otro día con el Maestro Samael, me dijo: “Qué hubo de la tarea que te di”. Y yo le respondí: Maestro, hice esto y esto. Y Él me respondió: “pero se te estaba pasando un detalle” Le respondí: sí, Maestro, se me estaba pasando un detalle: que yo saqué mi Legión y la iba pasando a la carrera y no la investigaba, pero ahí mismo me di cuenta y regresé a los que ya había pasado y los empecé a interrogar a uno por uno.

Así como yo lo logré, ustedes también pueden lograrlo. Es necesario que se quiten ese complejo de creer que hay otros superiores a ustedes. Ni uno es más, ni es menos tampoco; todos tenemos las mismas posibilidades y si otros lo han hecho, ¿por qué no vamos a ser capaces nosotros? Yo pregunto esto. Así es de que todos estamos en la misma capacidad, ¡todos! Lo que necesitamos es proponernos, querer es poder.

Todas estas claves de la Meditación las doy porque las he puesto en práctica y me han dado resultado. Y les advierto que lo que cada uno investiga en los Mundos Causales con su Esencia, consciente, no se le olvida jamás en la Vida, ¡jamás! Eso sigue vibrando para siempre dentro, queda más que escrito, ¿por qué?: porque lo hizo consciente.

Lo importante en la Meditación es llegar uno a dormirse sin ningún pensamiento, lo demás viene porque viene. A medida que la Mente se vaya aquietando, va llegando el sueño suavecito y se va apoderando de uno, ¡es algo delicioso! Y es ahí cuando la Esencia sale conscientemente hacia los Mundos Causales.

Estas experiencias recibidas no se olvidan jamás. Aún recuerdo la Música Celestial, lo que me dijeron los Maestros, las Jerarquías; eso no se me olvidará jamás.



Libro: MENSAJE DE NAVIDAD 1986-1987.- Autor: V.M. Rabolú.- Capítulo: LA MEDITACION


Salones de Meditación

Como quiera que dentro del Movimiento Gnóstico hay que ir organizando todo en su debido orden y a su debido tiempo, puesto que lo que queremos es que la gente aproveche hasta el máximo el tiempo para su avance espiritual, voy a referirme directamente a todos los grupos gnósticos que están de acuerdo con el nuevo orden y que siguen verdaderamente la Revolución de la Conciencia, para que a esto le apliquemos no solamente la parte revolucionaria, sino también la parte mística, espiritual, esotérica que en realidad lo lleva a uno a la conexión directa con el Padre y las Jerarquías Superiores.
Para esto el Maestro Samael había explicado en México lo necesario que es que en cada centro o en cada lugar de reuniones, haya un recinto únicamente para la meditación. Esa meditación es la parte mística, espiritual, de cada uno.

Ese lugar hay que decorarlo. Para eso da el Maestro los colores básicos: el amarillo claro, el azul celeste, el rojo claro, no tinto. Esos tres colores son básicos para decorar el recinto. Este también debe llevar las imágenes, ya sean decoradas en la pared o en un cuadro, de la Madre Divina, del V.M. Samael, el Matrimonio Perfecto y el Pentagrama Esotérico. Es muy lógico que siempre debe haber un adorno de flores, quemar incienso para preparar el ambiente. Incienso con azufre no vayan a quemar nunca porque son contrarios. El incienso y la mirra se deben quemar en el salón donde se va a meditar, o sea, prepararlo con anticipación, no en el momento, porque se llena de humo aquello; entonces eso les puede interrumpir, a algunos les puede fastidiar.

Les voy a decir que esto es muy delicado y no había querido hacerlo antes, puesto que un recinto de meditación es algo de mucho respeto, donde debe haber mucho orden, donde no se deben lanzar palabras externas, risas, ni cosas por el estilo, ni hablar siquiera de la Revolución de la Conciencia. Allá se entra a meditar, únicamente a eso. Cuando se entra en un salón o recinto de estos, debe la persona ocupar su puesto, cada uno en silencio. Ya se debe saber qué es una meditación, cómo se va a meditar, sin estar preguntándole a los directivos o a las demás personas. Fuera de charlatanerías, en silencio, a meditar. Creo que me están entendiendo.

Este es un asunto delicado. Cualquier risa, cualquier burla, cualquier palabra externa daña el ambiente de una vez. Les advierto para que no vayan a seguir el mismo desorden que ha habido siempre, que se va a una meditación y es un relajo, gritos, risas; en fin, hablando cosas que no deben hablarse ahí.

Estoy aclarando esta situación, para que cada uno se haga responsable y sepa verdaderamente que esto no es una burla sino algo sublime, algo superior, donde directamente nos vamos a conectar con nuestra parte superior y con las demás Jerarquías; entonces advierto esto para que quede bien claro.

La decoración ya lo sabemos, los tres colores primarios que el Maestro dio en sus obras: el amarillo pálido, el azul también, o sea, claro, y el rojo lo mismo, todos igual; no colores extravagantes, sino simples, o sea, suaves.

—¿El recinto debe llevar los tres colores primarios o puede ser uno de ellos?

—En caso de que en alguna parte no puedan poner los tres colores primarios, pueden poner el amarillo claro. El amarillo corresponde al cuerpo mental, a la mente. Si nosotros vemos nuestro cuerpo mental, éste es amarillo resplandeciente. Entonces, por ese motivo este color queda muy bien en un salón de meditación.

—¿En este salón puede haber un altar?

—Puede haber una mesita, un altar pequeño, sus velas, los símbolos sagrados. Eso es parte de la espiritualidad, parte de la mística.

—Este recinto del que usted nos habla, V.M., ¿es totalmente diferente al otro que se viene utilizando ahora en fase C, que es donde se hacen cadenas de fuerza, de curación y distintos trabajos?

—No podemos mezclar una cosa con la otra. Hacer una cadena o cadenas en ese recinto es dañar el ambiente de una vez, se rompe la mística. Este salón debe ser aparte, exclusivamente para la meditación; un salón especial. Únicamente para la concentración y meditación, nada más.

—¿A este salón puede entrar la persona, el gnóstico, a meditar cuando pueda hacerlo o debe tener un horario?

—Esto se ha ensayado muchas veces, de darle a cada uno la llave para entrar al salón y se forma un completo desorden. Resulta que usted entra solo, está haciendo su meditación, si entra cualquier persona, se interrumpe de una vez. Entonces debe haber un horario especial para eso. Ahora, estoy hablando del grupo, pero lógico es que las gentes no estén perdiendo su tiempo, ya que sus casas son las más apropiadas para una meditación, cuando se entrega uno al sueño, a dormir, a descansar. No se limite solamente al grupo, sino que cada uno en sus casas al acostarse, al dormirse, debe aprovechar para hacer una práctica, cualquier práctica. Lo importante es no dormirse como "Pedro en su casa", sino haciendo cualquier práctica.

—¿A qué se debe que la mística esté aparte de la revolución y en qué consiste la mística del Trabajo para uno avanzar en él?

——Es que la mística es el alimento del Alma, la conexión con lo superior, y la revolución ya no tiene nada que ver con esto, porque son dos cosas diferentes, dos fuerzas opuestas. Lo místico es lo espiritual, lo que toca con la parte superior de nosotros, no con la parte inferior, por eso se deben separar estas dos fuerzas.

—A medida que este lugar se utiliza, ¿se va cargando de algo?

De fuerzas superiores. Por eso es que no se debe hablar de otras cosas ahí; de nada, mejor dicho. Estar todo el mundo en silencio, con mucho respeto, o sea que la parte mística hay que aplicarla como debe ser, y la revolucionaria como debe ser.

—¿Qué gana una persona ante las Jerarquías, al dañar un lugar de esos que está sirviendo a un grupo para su superación?

—Nada menos se gana un karma, pero bien grande, que lo tendrá que pagar. No se había implantado esto por la irresponsabilidad que ha habido en todas las gentes, pero creo que va siendo tiempo de que vayan tomando las cosas más en serio.

Cualquiera que entre a un salón de estos e interrumpa con una risa, con cualquier cosa así, debe irse de ese salón y pasar a fase A por tiempo indefinido, para que tome las cosas en serio. Aparte del karma que se gana, el grupo debe pasarlo a fase A por tiempo indefinido, hasta que pruebe con hechos que ha mejorado.

—¿Para realizar eso debe citarse a asamblea?

—Prácticamente, como en ese salón hay varias personas y todas son testigos, no necesitan hacer una asamblea ni nada. De una vez se les informa a los instructores: "pasó esto y esto y esto", si no estaban presentes, para que tomen las medidas del caso. Allí todos son testigos.

Supongamos que aquí estamos en un salón de meditación. Entré yo y violé el orden, ustedes me echan para afuera de una vez, y si en la segunda reunión fue otra persona, también va para afuera. ¿Quedaron tres? Quedaron tres. ¿Quedó uno? Quedó uno.

Ya vemos, como les decía yo, que esto va gradual. A medida que la enseñanza se va entregando, se va reglamentando con más seriedad, con más responsabilidad; también vamos apretando la llave. Esto va gradualmente, hasta que se vayan preparando y hasta que verdaderamente formemos una escuela iniciática.

No podemos de repente poner un orden y llevarlo a que se cumpla, pues no quedaría ninguno, pero sí irlo llevando gradualmente. Eso estoy advirtiendo ahora, lo que puede sucederle a esas personas que entren a este salón. El que no se sienta preparado mejor que no entre, para que no tenga que retroceder a la fase A.

—Entonces, ¿quienes entren a ese salón serán los miembros de la institución?

—Miembros de tres años en adelante. Y es lógico que dentro del salón de meditación deben todos tener sus vestiduras y sus sandalias, porque ese es el símbolo de las vestiduras del Alma, de la parte interna de nosotros.

—¿Con todo esto debemos entender que usted está tomando un paso definitivo en la selección de aquellas semillas que le encomendó el Maestro Samael?

—Es correcto. Si no hacemos así, nunca se seleccionará el personal. Siempre habrá la confusión de gentes, la mezcla de unos con otros y no se hace nada. Entonces, ahora, el que quiera avanzar espiritualmente tiene que ir mejorando psíquicamente su comportamiento con los demás, con todo.
Más adelante, cuando ya vea uno mejoramiento en estas personas, arreglaremos el asunto de los rituales, pero ya con gente seleccionada, con esa misma gente que se vaya preparando ahora. O sea que todo esto va a tener cambios en adelante. Ya no vamos a hacer rituales mecánicos, sino con gente que verdaderamente entre a un ritual, que es un momento místico y no se tiene que quedar con los "ojos pelados" (en blanco), mirando cómo hace el sacerdote que está dirigiendo el ritual, sino todo el mundo en concentración, en meditación en su Padre Interno. ¡Algo místico, algo real!

Como no quiero que vayan a coger, como dice uno acá, "la zorra por el rabo", a volvernos unos santurrones, voy a explicarles algo que me sucedió con el Maestro Samael, con el Real Ser del V.M. Samael. Estábamos en un rito sagrado. El Bodhisattwa del Maestro Samael no estaba oficiando, estaba oficiando el Venerable Real Ser del Maestro Samael, que es muy diferente. El ofició donde había cantidad de Jerarquías de diferentes categorías, con un rigor, una seriedad única, claro, amoroso, pero al mismo tiempo, el rigor. Terminó la ceremonia, el Bodhisatwa quedó dándole
una enseñanza a otras personas en el salón. Entonces yo lo esperé y al terminar salimos. Cuál fue la sorpresa que nos dio el Real Ser del V.M. Samael, cuando de la puerta del templo para afuera —ya había salido— estaba vacilándose (bromeando) con nosotros y sonriendo. El Maestro Samael me volteó a mirar firmemente, a ver qué decía. Yo vi. aquello normal, que agarré e inmediatamente dije: "Esta es una enseñanza también para mí, pero va directamente para el Bodhisatwa de V. M. Samael de parte de su Real Ser". Al otro día me dice el Maestro: "¿Cómo te pareció, Joaco, lo de anoche?"
Le dije: "Maestro, vea, esa enseñanza fue directa para usted, pero yo agarré mi parte también". Dice: "Explícame, porque yo no entiendo". Dije: "Maestro, vea, a usted le falta esa parte como social de la charla amena con los demás, con sus discípulos. A toda hora usted se mantiene con esa "cara de machete", pues muchas veces una persona va a hablarle, a hacerle una pregunta y con sólo verle la cara a usted ya se le olvida o se arrepiente. Entonces necesita uno atraer a la gente con una charla, ser como más sociable en ese campo con la gente".

Dijo: "Hombre Joaco, tienes toda la razón". Y yo le conté a él que estaba luchando, luchando porque en realidad para mí era un defecto gravísimo, que me sentía vencido por él: era el vacilón con los demás, la charla, "fregarle la vida" al uno, al otro por ahí.

Y ahí me di cuenta que no, que cuando se entra a estar en lo serio, se está en una ceremonia, se debe estar en lo que está; de ahí para afuera, pues, cambiar uno de una vez.

Entonces el Maestro Samael cogió su parte y de ahí en adelante empezó a vacilar, aun cuando él no servía para eso. Honradamente, daban vergüenza los vacilones de él, porque no sabía. El no nació así, para eso, pero ya el Maestro sí cambió. Alcanzó a cambiar ese método imponente o riguroso a toda hora. Ya a él le gustaba la charla, el vacilón, aquí y allá, entonces siempre alcanzó a cambiar.

Fíjense ustedes que entonces, con estas explicaciones estoy dando una enseñanza para que no se vuelvan unos fanáticos enfermos. A eso sí le tengo yo miedo. Se salió de la meditación, ¡hombre! Un "tinto" (café solo), una charla entre ustedes no les va a quitar ni les va a poner. O sea, del salón de meditación para afuera, ya viene la Revolución de la Conciencia. Entonces ya la parte mística no cabe de las puertas del salón para afuera, no cabe, y si ustedes la quieren meter van a salir como unos enfermos, unos fanáticos, que no sirven ni para bueno ni para malo; o sea, a cada cosa se le aplica su momento. Me están entendiendo. De las puertas del salón para adentro, mística ciento por ciento; salieron de la reunión de meditación, la palabra cambia de una vez, deben ser revolucionarios.

—Eso se entiende, charlas sanas, sobre todo...

—Claro, no groserías, ni nada de esas cosas, charlas sanas.

—El Maestro menciona las dos escuelas, la Hina-yana y la Mahayana, o sea, una es la escuela de la visión y otra de la acción.

—De acción y visión, o sea, revolucionaria y mística.

—Entonces nosotros somos el conjunto, el equilibrio.

—Correcto. Hay que equilibrar estas dos partes. El desequilibrio nos trae malas consecuencias a nosotros.

—Quiere decir, Maestro, que en ningún momento usted está apretando las clavijas, como se dice, porque quiera excluir a nadie, sino porque es una obligación suya, como mandato de la Logia Blanca.

—Esa es la única forma en que nosotros podemos ir preparando la semilla, porque hasta el momento no hay nada. Entonces, de esa manera, con esa organización se va clasificando, se va puliendo. El que quiere, echa adelante, no le estamos cerrando las puertas; el que no quiere, y quiere seguir con desórdenes, pues tendrá que irse. Yo busco la calidad.

—Aunque esté bastante trillado, queremos que nos explique usted qué es la meditación, qué se busca con ella, si hay varios tipos de meditación.

—Bueno, hay muchas prácticas para la meditación, pero en síntesis, la meditación es una sola. Que hay muchísimas prácticas, ¡sí! Pero la meditación es una sola. Empecemos por ahí.

Lo que se busca con la meditación es despenar la Conciencia, a la Esencia o al Alma, para que esa Alma se desenvuelva en los mundos electrónicos; estoy hablando de la parte electrónica, porque el Alma se desenvuelve en la parte electrónica. Ella aprende a desenvolverse, a investigar por sí misma las cosas. Entonces de ahí viene la conexión de lo superior con lo inferior, o sea, los cuerpos superiores de nosotros, la tríada, la parte electrónica con la parte solar o lunar, ¿entendió? Es un puente de enlace para llegar a lo que se llama iluminación, Conocimiento. De lo contrario estaríamos desconectados todo el tiempo.

Yo les voy a decir esto, que verbalmente no se puede explicar, la imaginación de nosotros no alcanza, es completamente deficiente para explicar el gozo. Solamente al que lo experimenta dentro de sí, no se le acaba jamás. Esa es una base completa que pone uno dentro de sí. Quien ha logrado la meditación, le digo que no se cambia por nada del mundo. Verbalmente no podemos explicarlo.

Ahora, ustedes saben que hay muchos libros esotéricos, de grandes Maestros, inclusive del Maestro Jesús: ahí está la Biblia. ¿En cuál libro esotérico, escrito por el iniciado que sea, se ha explicado la meditación? En ninguno, ¿o sí han visto ustedes alguna explicación? Se explican los pasos para llegar a la meditación, pero lo que se siente, lo que se ve, lo que se toca, se palpa, está fuera del verbo y de la imaginación de nosotros. Está fuera de ahí, sobrepasa. O sea, todo es deficiente ante esa realidad. Por eso se recalca mucho, porque ese gozo sigue con uno todo el resto de su vida. Eso no se acaba jamás. Por eso yo recalco tanto en la meditación, porque estoy seguro de que el que la experimenta, es un miembro del Movimiento que va a seguir el Camino.

Si yo, por ejemplo, me pusiera a narrarles o a explicarles las investigaciones que se hacen en una forma consciente, fuera de lo humano, de lo tridimensional, va en los mundos electrónicos, se quedarían espantados porque todo el Universo le queda a uno en las manos, ¡así! Para ver, tocar, palpar y meterse a hacer y deshacer, ¡ah! ¿Qué se le oculta? ¡Nada! ¡Nada!

Entonces, fíjense ustedes hasta dónde es de grandiosa la meditación y por eso se aconseja y se recalca tanto. Como les digo y les he dicho siempre: yo no anhelo que me admiren, sino que cada uno vaya viviendo la Enseñanza, experimente en sí mismo y para eso se van reformando estatutos, reglamentos, todo. Se va mermando la cantidad pero la calidad tiene que aumentar; o sea que obligados los voy a poner contra la pared para que tengan que trabajar. Así los voy llevando, hasta que verdaderamente se forme una escuela, ya con gente que empiece  a trabajar y a desenvolverse por sí misma; que aprenda a manejar las diferentes dimensiones y todo.

Eso es lo que yo quiero y anhelo siempre, y esa es mi obra. Que la obra la hizo el Maestro Samael, yo estoy clasificando y para clasificar tengo que poner reglas fuertes, ¿sí o no? Pues si les dejo las cosas así como van, todo el mundo tranquilo, feliz, ¿cuándo se ven los resultados? ¡Nunca!, ¡nunca! Entonces tenemos que ir apretando la llave, gradualmente, vuelvo a repetir lo mismo, para obligarlos a que trabajen, para que aprendan a desenvolverse por sí mismos. Entonces, el que aprende a desenvolverse por sí mismo, a trabajar dentro de su propio laboratorio, ese es un guía más para la humanidad. El día que desencarne yo, el otro cogió la bandera porque ese puesto no se puede quedar vacío.

—Entonces, en ese recinto se debe practicar la meditación para buscar ese alimento del
Alma, ¿o se debe meditar también para la desintegración de un defecto?

—Para la conexión con la parte superior y si uno tiene un defecto que va a someter a una meditación, aprovecha ahí, pero usted no va a decir: "Vea, yo voy a meditar sobre tal o cual defecto", ¡no! Cada cual sabe lo que tiene que hacer en esos momentos.

—¿Se puede meditar sobre un defecto, siendo que la muerte es revolucionaria?

—Es que ya en la meditación entra la parte mística. Entonces, ya ha hecho todo el recorrido del defecto ese. Ya llegó a la parte mística donde tiene usted que entrar a trabajar con ese Ego, por medio de la concentración y meditación. Entonces, ya eso constituye la parte mística.

—Maestro, ¿nos podría explicar una parte clave, unos pasos claves, reales, para una concentración y una meditación verdadera?

—Mire, es cuestión de educar la mente, uno debe empezar por la mente porque la mente de uno es muy volátil. Debemos empezar por ahí. Por ejemplo, este pocillo da cabida para una concentración. Mirar la forma, el espesor, las figuras que tiene, todo, todo por dentro y por fuera, y tratar de penetrar dentro del mismo material, de qué está hecho, sabiendo que hay electrones, moléculas, en fin, todo eso. Tratar de penetrar dentro del objeto que ocupe uno para la meditación. Eso es indispensable. ¿No ve que la mente se entretiene ahí y no da cabida a otra cosa sino que está ahí?

—Maestro, pero viene el segundo paso. Comienzo a ver electrones y protones. Entonces, yo pregunto a la mente por qué eso es así y no de otro modo, ¿por qué?

—Bueno, preguntarse por qué no, sino decir: ¿está la Verdad ahí? ¿No está la Verdad ahí? Adelanta y sigue: ¿cuál es la Verdad? Le forma usted el problema a la mente y viene la quietud, pues la mente, ¿qué va a responder ante la Verdad? Entonces se siente vencida y ya es cuando logra la Esencia la liberación.
Ahí mismo, cuando ya usted empezó a ver electrones, moléculas, células y de todo, se pregunta: ¿y la Verdad está ahí? ¿Cuál es la Verdad ahí?

—No le contesta.

—¿Cuál respuesta puede encontrar la mente ante la Verdad? Entonces la mente quedó quieta, porque no hay respuesta para eso, ¿o sí la habrá?

—No, realmente no la hay.

—Entonces viene el silencio, la quietud total, que es cuando la Esencia logra liberarse, porque mientras haya un pensamiento usted está ahí: "...que los electrones, que las moléculas, que las células..." Hay un pensamiento que le impide totalmente la meditación. Pero si usted le pregunta dónde está la Verdad, ¿dónde va a estar? Entonces viene la quietud, cuando le abrió usted las puertas a la Esencia. Si ustedes piensan en una meditación: "Si yo logro la meditación voy a investigar los rayos del Sol", ahí fracasa, ya fracasó.

La Esencia sabe lo que ella necesita, lo que debe investigar. Uno no hace sino liberarla, nada más, sin decir que voy a investigar tal cosa.

Yo les voy a decir esto: a una Esencia consciente no la retiene nada. Ella sabe lo que tiene que investigar.

Únicamente va a lo que va. Por ejemplo, me acuerdo tanto cuando lo logré la primera vez: la gran fiesta, música celeste, trompetas que me parece oír todavía, Ángeles, todas las Jerarquías. Una gran fiesta, ¡un recibimiento que nunca jamás se lo puede imaginar uno!

A la Esencia, ¿qué le importaba eso? Oí de entre todas las voces a la del V.M. Samael, porque yo al V.M. Samael donde esté, de entre las multitudes lo saco por la voz, que gritaba: "Que se haga un Turiya".
A mí eso no me importó nada; me fui a hacer las investigaciones que necesitaba hacer. Para qué, para traer aquí, que ese es el conocimiento; que a uno le da ventaja el conocimiento, no que nos aplauda nadie. El conocimiento está por encima de todo.

¿Qué tal que mi persona no se hubiera preparado, no hubiera luchado por adquirir su propio conocimiento? Desencarnado el V. M. Samael, ¿cómo hubiera quedado el Movimiento, ah? En manos de los intelectuales nada más.

—Se acabaría en seguida.

—Se acaba, se acaba, sí. Mi preocupación desde que comencé y que me da a mí como cierta inquietud o me molesta, no es que me dé rabia sino que me molesta, es que las personas, cada uno, no entren verdaderamente a trabajar, a adquirir su propio conocimiento por medio del trabajo. ¡Si aquí lo que necesitamos es eso! Yo desearía que otro agarrara el timón, pero que lo sepa agarrar y lo sepa dirigir, ¿no? Porque al agarrar el timón, cualquiera dirige, hay montones que quieren coger el mando, pero hay que saberlo agarrar y saber conducir, ¿sí o no? Eso es lo que yo busco a toda hora, que la gente se prepare, que no sea Joaquín Amórtegui sino que ojalá todos tengan sus conocimientos superiores, ¡mejor!

—V.M., ¿Cómo debe ser el comportamiento de las personas que ingresan al recinto por uno u otro motivo, incluyendo a las que realizan el aseo?

—Es que de las puertas del salón para adentro debe haber mística ciento por ciento. Si se va a preparar el aseo del salón, se va a adornar con flores y cosas es con mística. Allá no se entra a reírse. Una cosa completamente seria.

—Ya dentro del salón, ¿se puede platicar dando la enseñanza a las personas que están ahí?

—¡No señor! Se sabe que el que entró, ya sabe qué es meditación, qué es concentración. Allá se va a lo que se va, únicamente.

—¿Teniendo en cuenta las nuevas orientaciones que usted nos está entregando acerca de la creación de salas de meditación, esto no quiere decir que el estudiantado debe olvidarse del trabajo sobre sí, de la auto-observación, de la desintegración de los defectos...?

—Mire, voy a decirles esto. Me gusta mucho esa pregunta, porque da cabida a explicar mejor.
Resulta que si yo quiero tener un comportamiento y una base espiritual o esotérica, indispensablemente tengo que empezar por la muerte, si no hay muerte, qué voy a hacer yo a un salón de meditación. Hay que blanquear el latón para que la luz brille. ¿Qué conocimiento puede uno recibir si no está muriendo? La luz no puede brillar absolutamente nada, está perdiendo el tiempo. Hay que salirse de ese engaño que uno se ha forjado siempre. No engañarse, ser sincero con uno mismo. Así que si no está haciendo nada, ¿qué va a hacer uno a un salón de esos?

Uno va a un salón de esos a la meditación, a ponerse en contacto con la parte superior de uno mismo y demás Jerarquías.

—Como quiera que van a existir dos salones de trabajo: el que ya se tiene y el de meditación, ¿se debe hacer cadena el mismo día que se hace la práctica de meditación?

—Lo pueden hacer dejando pasar un lapso de tiempo prudente entre los dos trabajos; dos, tres o cuatro horas. Pero estoy hablando de la cadena de curación, la de fuerza es muy diferente. La de curación compagina con la meditación, pero la de fuerza no.

—Teniendo en cuenta que las cadenas no se pueden combinar con fuerzas diferentes,
¿después de una cadena de curación se puede entrar al salón de meditación a meditar sobre un agregado psicológico?

—Se puede si usted hizo todo el estudio del agregado psicológico, que es la parte revolucionaria, ya le queda la parte mística, que es la meditación. Hágalo.

—Cuando ha habido un verdadero trabajo, la meditación no acaba cuando la persona se levanta.

—No, ese gozo sigue, es un gozo inexplicable, no puede uno explicarlo, ¿cómo? Se acaba si no ha logrado la meditación, pero si se ha logrado, eso sigue para el resto de la vida. Vuelvo a repetir, por el resto de la vida... ¡Inolvidable! ¡Imborrable! Porque es la Conciencia la que asimiló, no es la mente ni el astral ni nada: ¡es la Conciencia! Pues fíjense ustedes que lo que es consciente no se borra y sigue repercutiendo por el resto cíe la vida. Para que vean, pesen verdaderamente lo que vale la meditación, pero la verdadera meditación, cuando se logra liberar la Esencia. No tiene cálculos el paso que se da en un caso de esos. Eso le da fuerza para venir a trabajar más fuerte aquí en la desintegración del Ego, que es el problema más grave de nosotros.

Ahora, vuelvo a repetirles, no se conformen únicamente con el trabajo en los grupos, sino en sus casas. No -dormirse uno como "Pedro en su casa", sino dormirse haciendo un trabajo, sea de muerte del Ego, sea desdoblamiento astral, meditación, concentración, cualquier cosa, pero nunca vayan a perder una noche. Ustedes no saben lo lamentable que es perder el tiempo. Después es que uno se da cuenta del tiempo perdido y en realidad, pues, se arrepiente. ¿Pero ya para qué? Ya se perdió. El tiempo no vuelve.

—¿Cualquier persona que experimente la Liberación, anhela cristalizar esa Liberación?

—Y sabe que todo trabajo o esfuerzo que haga uno aquí, por mejorar, por morir, eso es ganancia para la meditación; con más facilidad va a lograrlo, hasta hacerse un Turiya. Fíjese, cuando yo escogí el Camino Directo, que muy consciente lo hace uno, hice todo el recorrido esa misma noche porque el tiempo desaparece. Experimenté lo que es la Liberación, lo que se tiene y lo que se es. Entonces esa es una base para trabajar aquí.
¿Cuándo me quitan a mí de la memoria eso? ¡Nunca! Entonces eso me da base, me da impulso, me da fuerza para seguir adelante. Por eso todos los estudiantes debemos poner las bases sólidas y esto de la meditación es una base sólida, en donde nos vamos a apoyar todo el resto de la vida porque eso es imborrable, como les vuelvo a repetir, porque eso no es de la mente, es de la Conciencia. La mente no tiene nada que ver ahí, es la Conciencia. Eso queda en la Conciencia grabado para todo el resto de la existencia. Entonces miren lo importante de la meditación.

—Y el tiempo de la meditación, ¿dos horas?

No se le pone tiempo. Eso lo acuerdan: "vamos a meditar una hora, dos horas, lo que sea". Eso ya es conveniencia del grupo, no se puede someter a un régimen tampoco.

—Ahora, Maestro, usted había dicho antes que el que no tenga una disciplina, es mejor que no entre a ese salón especial,

—No, porque se puede hacer castigar.

—¿Nadie puede obligarlo o señalarlo porque no entró?

—No señor, no. Mire, voy a decirles esto y yo lo hice en el comienzo. El Maestro hacía los rituales, yo tenía mis problemas con uno o con otro hermano. Había tenido una discusión con él, al verlo reaccionaba y entonces mejor no iba, yo no iba al ritual ni a las ceremonias. "¿Por qué no vino, Joaco?", me decía el Maestro; "Maestro —contestaba— por esto y esto y esto. Yo no quiero ser un elemento que vaya a dañar el ambiente". Entonces eso se llama ser sincero con uno mismo, sinceridad con uno mismo. Si se perjudica uno no perjudica a los demás; no trata de perjudicar al resto de las gentes.

—En este caso, nosotros tan extremadamente mentirosos como somos, ¿debemos empezar a actuar con sinceridad?

—Ir corrigiéndose. Este requisito que estoy exigiendo es para que se corrijan más rápidamente, o sea que los estoy llevando espada contra la pared. Así, el que quiera asistir a una reunión, tendrá que mejorar, ¡o que no vaya!

—¿Ese salón estaría abierto diariamente o habrá un día especial a la semana?

—Ustedes acuerdan la hora y el día en que van a hacer sus meditaciones. Pueden ser varios días, eso depende de ustedes. En grupo acuerdan qué día van a meditar, cuánto tiempo, cuántas horas, a qué horas van a reunirse, eso ya es de los grupos, organizarse, nada más.

—¿Es necesario que aquí haya un guardián?

Siempre debe haber, como símbolo, un guardián. El guardián es el que se encarga de cerrar cuando entre el último.

—Después que entraron todos, el guardián pasa a meditar también.

—También pasa a meditar.

—¿El guardián en ese caso sería la persona que podría señalar o sacar a alguien que no observe el comportamiento?

—El guardián es para conservar el orden. Todo guardián tiene esa responsabilidad. Ahora, ya en el salón no se va a corregir a nadie. Si yo entré con el desorden a violar el reglamento, el guardián me coge en silencio de la mano, para fuera, sin necesidad de decirme usted va para la fase A. De la mano y para fuera, y el deber de uno es obedecer al guardián, que es la máxima autoridad ahí. Yo no tengo por qué ir a reclamarle al guardián porque me saque. Callado lo cogió de la mano y fuera, ¡ya! Cerró su puerta y se sigue el trabajo.

—Venerable Maestro, ¿entonces esas salas de meditación irán a ser más adelante como una base o preparación para ahí mismo hacer los rituales?

—No, los rituales siempre se harán donde se han venido haciendo. No sufre alteración alguna el orden que hay. Esta sala es aparte de todo, no vamos a mezclar, eso es intocable. Mejor dicho, intocable para otras cosas.

De acuerdo con los avances de ese personal del salón de meditación, de acuerdo con el comportamiento, con la base que tengan ahí, entonces pasarán a otro salón más superior y bajo otras órdenes más estrictas, más especiales. Con eso los obligo a que ustedes vayan ascendiendo. Si los dejo así como van, no van a llegar a ninguna parte. Entonces, es mejor ir organizando bien el Movimiento, ya como una escuela de regeneración.

—Venerable Maestro, ¿de manera que el único camino para la Liberación del Ser, acá en el mundo físico, es entrando a la meditación?

No, el trabajo con los Tres Factores. La meditación despierta la Conciencia, pero hasta ahí. Yo, por ejemplo, desperté esa parte por medio de la meditación, pero hasta ahí; mi Liberación no está ahí. Son Tres Factores, o sea, la parte revolucionaria. Esto (la meditación) es para un mayor conocimiento.

—¿O sea que ese trabajo del éxtasis o shamadí que los diferentes santos de la Iglesia Católica experimentaban, no los llevó a la Liberación?

—No, no, no, conexión con la parte superior, pero hasta ahí nacía más. No se libera. Son Tres Factores para la Liberación.

—¿Se puede ingresar al recinto después de comenzada la práctica?

—Es incorrecto, puesto que ahí se interrumpe todo el trabajo de los demás. Ahí mismo las mentes van para afuera, a que alguien se fue, que entró, etc. Ya no hay meditación ni concentración; entonces una persona así daña el trabajo. Por eso digo yo que deben organizado, poner dos turnos. Por ejemplo, ponerse de acuerdo los que estudian y los que trabajan, que no pueden estar a una hora precisa. Entonces, cuando salgan estos de acá entra el otro grupito. Eso lo pueden organizar para no ir a perjudicar a las personas que no pueden por su trabajo o su estudio, lo que sea.

—¿O un día diferente?

—También, eso es cuestión de organizarse dentro del grupo, pues ese desorden de entrar y salir no se debe permitir.

—Venerable Maestro, también se da el caso, por ejemplo, de una persona que llega a la hora, pero salió corriendo de su trabajo, se baja del bus a entrar a un salón de meditación. ¿Eso está correcto?

—Viene agitado, con el Ego todo agitado, nervioso. Uno debe estar tranquilo, pasivo.

—¿Esto nos indica que debe haber como una etapa de preparación para entrar?

—Esa es falta de responsabilidad de la persona. Eso ante las Jerarquías es una falta. Voy a decirles esto. Yo, por ejemplo, llego a un salón en lo interno, despeinado, sucio, no me dejan pasar; voy para atrás, pues lo que más le exigen a uno es el aseo. Puede llevar su ropita remendada pero limpia. Entonces, esas personas así no se deben dejar entrar.

Por eso se deben establecer dos turnos, para que la persona se bañe, se arregle bien y espere su turno. Es cuestión de organizarse. Todo grupo puede hacer dos turnos: primero, los que puedan estar a cualquier hora, sin carreras; después los que estudian y trabajan, los que no pueden. Salieron los primeros y entraron los otros. Ahora, si una persona salió del primer turno y quiere continuar en el otro, no se le puede negar que siga. Mejor todavía.

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